2 min read

Of Corsa

Of Corsa

Domingo, 5 de enero de 2025

Querido Edu,

Hoy ha sido el día más duro que recuerdo.
La casa está en silencio.
Pero mi cabeza no para.

Es la víspera de Reyes.
La noche en la que siempre hacemos magia.
Para los niños.
Para ti.
Para nosotros.

Pero esta vez no estamos juntos.
Esta vez, cariño, estás en el hospital.
Peleando como solo tú sabes hacerlo.

Cuando he despertado no imaginaba lo que venía.
Te vi tan débil.
La voz apenas un susurro.

Te hablabas a ti mismo.
Decías cosas sueltas, sin sentido.
Como si la conciencia se encendiera y apagara
muy despacio.

Y tu cuerpo decía otra cosa.
Tu cuerpo gritaba
lo que tu mente ya no podía sostener.

Te miré, Edu,
y por primera vez
no supe si estabas.

Escribí a mi madre.
A mi hermana.
Lo que no me atrevía a decir en voz alta:
Que vi la muerte en tu rostro.

Llamé al 112.
Te desvanecías delante de mí.
Los sanitarios me dijeron:
“Satura al 20%”.
Y aun así,
seguías peleando
con esa fuerza callada
que ni el miedo puede tocar.
Que valiente eres mi amor.
¿Es eso compatible con la vida?

Colapsaste.
Te estabilizaron.
Y te subieron a la ambulancia.
Intenté ser valiente también.
Los niños lloraban.
Yo no.
Contuve el aliento
para que no se me desbordara el pecho.
Como si no respirar
pudiera mantenerlo todo en pie.
Y sin embargo dentro,
se quebró algo que ya no ha vuelto a su sitio.

Al llegar al hospital,
todo fue rápido.
Y eterno.
Los médicos hablaban de estado crítico.
De una noche sin garantías.

Y me dejaron verte apenas unos segundos
antes del coma.
Quise decir tantas cosas.
Pero solo balbucee:
“Te quiero de vuelta.”

Y tú,
desde el filo,
desde lo más profundo de tus entrañas,
reuniste lo que quedaba de ti
para no soltarnos.
Ni siquiera en el borde.

Porque agotado,
y aun así todavia tú,
me respondiste:
“Of corsa.”

Esa palabra quedó.
Como un hilo.
Como una promesa.
Pequeña.
Dicha desde el abismo.
Y aún resuena.

Ahora estás ahí,
con mil cosas conectadas a ti.
Batallando contra algo
que ya no es solo una gripe.
Pero yo te conozco.
Llevamos 25 años juntos.
Nunca te he visto rendirte.

Aquí, en casa,
los niños y yo
también estamos luchando.
Aunque no puedas vernos.

Esta noche no hay cabalgata.
No hay nervios por los regalos.
Pero cuando vuelvas —
y sé que vas a volver—
vamos a celebrarlo como nunca.

Porque tú, Edu,
eres ese regalo sin papel ni lazo,
que llegó antes de que supiéramos pedirlo.
Y no vamos a soltarlo.
Vamos a defenderlo
como se defiende la fe.

Te quiero infinito.
Of corsa que vas a volver.

of corsa – B.